Todos tenemos un momento en nuestra vida de búsqueda de identidad, de miedo, de curiosidad, de atracción por lo desconocido. Unas enormes ganas de experimentar, de descubrir nuevas sensaciones.
En algunos casos este momento llega en la adolescencia y no es más que una circunstancia fugaz y aislada. En otras ocasiones esto se alarga hasta la primera juventud enlenteciendo nuestro desarrollo evolutivo.
Como habréis imaginado hablo del consumo de drogas y los efectos colaterales que estas causan en nuestras vidas. Ahorrare palabras en los efectos nocivos de estas en el cuerpo humano sobradamente conocidos (o no) Pero todos sabemos que no nos van a hacer mas listos de lo que somos.
Esta claro que hay personas más vulnerables o bien viven en un entorno de fácil acceso al consumo. Pero después de todo cada uno escoge, somos dueños de nuestra palabra. Se tarta de tomar una decisión SI/NO y esto a veces también significa alejarse de ciertos círculos de amistades siempre que uno sea consciente de su propia realidad y se vea tentado por las circunstancias. Actualmente el consumo de muchas substancias no discrimina entre clases sociales, edades, o grupos étnicos y culturales.
¿Qué nos dan las drogas? Amigos? Euforia? Olvido? Recuerdo? Libertad? Y en ocasiones nos muestra lo peor de nosotros mismos: miedo, debilidad, necesidad, paranoia, odio, mentira, abandono…
Todo esto no es más que un espejismo. Ninguna droga es buena, ni nos da tranquilidad. Más bien al contrario. Nos arrebata lo que mas queremos: los amigos, la pareja, el trabajo, la familia, hasta la propia identidad. Acaba con todo. Un vendaval que destroza lo que mas queremos guiándonos a una absoluta soledad en los peores casos.
La droga es absurda, como lo es depender o morir por ella.
Resulta complicado pedir ayuda, pero es la opción más inteligente. Por que escribo todo esto? Porque veo como pasa un precioso tiempo contemplando como personas que antes estaban llenas de sueños, de ambiciones e ilusiones dejan pasar las horas y los días sin mas motivación que la de esperar que llegue el viernes para pillar unos gramos o bien esperando el día treinta con mas ganas que su propio cumpleaños
Se me parte el alma de ver que para ellos no pasa el tiempo. Al contrario, va hacia atrás, retroceden.
Pienso en su futuro, que les espera? Para mi siguen siendo niños inconscientes que no valoran las consecuencias. Como si prefiriesen vivir con una venda en los ojos. Como si la ignorancia les hiciese más felices.
Saben que debajo de la mascara hay algo desagradable, tanto que prefieren no mirar. Es demasiado duro.
Laia.