domingo, 3 de abril de 2011

Soy una pringada...


No dejo de sorprenderme de mi misma de cómo a pesar de los años me siguen tomando el pelo!

Aunque creo que he mejorado y que mi intuición ha progresado para detectar engaños o posibles cosas que me puedan herir o decepcionar, sigo siendo muy ingenua. Y ahora me siento un poco rara. No se como llamar exactamente a esta sensación: decepción, engaño…

Es una mezcla de sentimiento. Es una tristeza que te sube las lágrimas a los ojos pero que tampoco es lo suficiente intensa para que estas afloren al exterior. Es como abrir los ojos después de la oscuridad y se ve todo claro, entonces puedo apreciar que las formas no son exactamente lo que esperaba. Es desilusión, porque la confianza en algo que crees se rompe al comprobar que nada era real.

La culpa (si es que es de alguien) en mía, por supuesto, por confiar plenamente en alguien, por defenderle, por creer en sus principios. Y ahora que se que todo lo que he defendido no existe, me siento gilipollas. Me siento que he estado enredada en algo que no era asunto mío y que alguien necesitaba de mi aprobación para apaciguar su propia conciencia.

Espero aprender con esto, a ser un poco menos pringada la próxima vez. Aunque conociendo mi afán por creer y confiar en las personas, no se si me servirá de algo.