viernes, 15 de febrero de 2008

cualquiera puede ser un mártir.


Que os parece si le llamamos a esta época, el tiempo de la pastilla??? Creo que es una frase muy apropiada al contexto en el que nos encontramos. Nunca antes había conocido ni visto a tantas personas que tomen algún medicamento de tipo ansiolítico, antidepresivo, relajantes musculares, somníferos, etc. Quien no conoce a alguien que consuma este tipo de ungüentos.

No voy a discutir que estamos en el siglo de las enfermedades mentales (esto otro día), es solo que me siento impotente de ver como el sistema médico y social cronifica a las personas sin darles mas alternativas a sus patologías que las farmacológicas.

Se que los médicos de familia no son psicólogos ni les culpo de ello, los putos culpables son los gobernantes que escatiman a la hora de aprovisionar de profesionales a la sanidad. Pero pienso que se subestiman las consecuencias de prolongar este tipo de tratamientos ya que solo contribuyen a alargar de forma indeterminada la situación del paciente además de crear una suculenta dependencia hacia la magic pill que tan bien nos hace sentir.

Será cierto que la sociedad nos hace cada día mas débiles? No hay que ir muy lejos, simplemente mirar en la generación de nuestros padres, que han pasado, divorcios, separaciones, serias dificultades económicas, algunos de ellos incluso hambre, han trabajado en la obra, el campo o la industria y han tenido que superar el duelo de trágicas muertes de seres queridos sin tener que recurrir a las pastillas.

Que conste que no subestimo la depresión, es algo muy serio con lo que no se debe frivolizar aunque si es cierto que en la actualidad hay personas incapaces de superar dificultades que (sin ánimo de ofender) no son grabes ni trascendentales para nuestra supervivencia: relaciones sentimentales, problemas laborales, etc. que nos provocan una importante inestabilidad emocional hasta el punto que en ocasiones nos incapacitan para seguir llevando una vida normal. Ni nosotros mismos somos conscientes de lo absurdo de nuestros problemas, al menos mientras nos encontramos inmersos en ellos. Con esto nace una ridícula cultura del victimismo.

En definitiva, tendemos a caminar hacia el camino más fácil. Pero hemos de considerar que no tiene porque ser el idóneo. Ni para nosotros ni para aquellos a los que queremos.

Si nos detuviéramos a mirar mas a menudo a nuestro alrededor veríamos que tenemos mas de lo que necesitamos para vivir y ser felices.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tendrias que escribir mas de frecuente..

mimovimiento dijo...

Me lo tomaré como un cumplido. Gracias.
Lo intentaré.